martes, 16 de agosto de 2011

Un presidenciable a favor de la legalización


Juan pablo García Vallejo

El tema de la legalización de las drogas ha entrado ya en la agenda política de los partidos políticos y asi mismo de las campañas electorales, y en México la que llama más la atención de los indefensos electores es la elección presidencial. Cada nueva contienda por la presidencia aumentan la oferta de aspirantes pero no mejora las propuestas, muchas candidaturas cosmetológicas pero ningún compromiso.
La contienda de 2012 ya comenzó desde hace mucho y los aspirantes por más que tratan de mostrarse renuentes a ser candidatos, no dirán que quieren si no los llaman y con esto buscan la manera de quedar bien parados ante la sociedad antes de que sean confirmados por sus partidos postulantes.
En la ciudad de México se legalizó el consumo de sustancias psicoactivas al ser aprovada en diciembre pasado la Ley de usuarios de sustancias psicoactivas, del Instituto de Atencion para las Adicciones, quedando pendiente la despenalización de su cultivo y el aprovechamiento industrial como materia prima ecológica renobable.
Y ahora que las estrategias de marketing mercadológico ha tomado el poder en los partidos políticos, sus pre-candidatos pasan de cualquier ideología y quieren verse como emrpesarios trinfadores olvidando cualquier programa político.
Parte de esta estrategia es mostrar una vida sentimental exitosa o auxiliada con couchting sentimental para mejorar la imagen electoral. A la que hay que añadir, la aceptación ya desprejuciada de que de jovenes consumieron marihuana, como lo confeso el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Marcelo Ebard Casuabon, a una revista del corazón.
No es la primera vez que se recurre a la reflexión bastante forzada para admitir comportamientos considerados inmorales o que colindan con la delincuencia como el consumo de drogas.
Por eso decimos que Ebrard se ha convertido en el priemer presidenciable a favor de la legalización de las drogas y esto queda aun más claro con el siguiente escenario planteado en la propia literatura cannábica:
"Seguro que hay alcaldes, aunque sea en algún recondito rincón de nuestra geográfia, que simpatizan con la causa de la legalización, y quién sabe si alguno estaría dispuesto a permitir una tienda así en su jurisdicción. Si lo hiciera, no cabe duda de que se le echarían las autoridades estatales y autonómicas, los perros gurdianes de nuestra (mala) salud, pero se crearía un conflicto incalculable. Además, dicho alcalde adquiriría notiriedad pública y, si consiguiera sortear las trabas legales, su pueblo o ciudad recibiría los beneficios del turismo cannábico, que suele ser extremadamente pacífico y respetuoso. ¿Os imagináis Ámsterdam dentro de nuestras fronteras?", dice el cannabicultor y militante antriprohibicionista español Cristóbal Cobo Quintas, en su libro Apología de la marihuana.
No hay que confindir las cosas, Ebard solo legalizó el consumo al basar su politica de drogas en los derechos humanos, que proponen una política respetuosa de los consumidores de sustancias psicoactivas, pero deja quién sabe para cuando la cuestión del autocultivo casero que tiene que acompañar cualquier intento de regulación de drogas y así mismo ir posibilitando el beneficio de utilizarla de diez mil maneras esta materia prima ecológica universal.
Así como antes, los iconos de la cultura popular declaraban haber consumido drogas para atraer más admiradores, ventas y acrecentar los mitos sobre su vida, esta misma estrategia es copiada por los equipos de marketing político para presentar a jovenes candidados como estando en onda con los jóvenes, llevandolos a reconocer publicamente su papel de consumidores inveterados o inexpertos, los que sólo una vez en su vida, que los diferencia de los consumdiores regulares, los consumidores habituales y los consumidores problemáticos. Estos últimos son los casos representativos de los estudios médicos y epidemiológicos.
Reconocer el consumo de cannabis durante la juventud por parte de los politicos es un rasgo de sentibilidad política, ya sin temor de ser satanizado como antes, pero sigue estando presente la duda de que si cuando llegue al poder, Ebrard, podrá implementar una legalización nacional de sustancias, porque cuando los políticos llegan al poder, frecuentemnte o casi siempre o por lo regular siempre olvidan sus promesas.

*Solo un consumidor inveterado

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