miércoles, 30 de septiembre de 2015

Entrevista sobre el marihuano en la literatura mexicana del siglo XX

Publicado por la editorial indepedniente Eterno Femenino Ediciones, 

Jaimeduardo García Cruz





¿Cómo surge la idea de hacer este libro muy sui generis?

JPGV: En ensayo El marihuano en la narrativa mexicana del siglo XX fue producto de un impasse en mi investigación sobre la presencia de la marihuana en la literatura mexicana, conocer su tratamiento en la República de las letras en México en el siglo XIX y profundizar en el interés de la elite letrada en el consumo de drogas que se da en este tiempo, la afición al ajenjo era light pero no la marihuana. Y cuando encontré que el príncipe de las letras, Manuel Gutiérrez Nájera, el principal poeta modernista, había escrito en 1894 un artículo sobre la creciente moda del consumo de drogas como objetos deseables de la modernidad con el título La vida artificial, donde desestima el consumo para la creación literaria. Este artículo todavía no lo encuentro, he ido a muchas bibliotecas y siempre me dan otros títulos…se resiste a aparecer. Y entonces en vez de investigar las relación de drogas y literatura en la formación del Estado nacional, a través del proceso de construcción de la figura pública del escritor y de la función social de la literatura, para configurar la presencia de la marihuana y sus consumidores pase a centrarme en determinadas obras y con ya personajes bien identificados. Aunque hay una crítica literaria centrada en los autores y obras, me intereso más los personajes y los públicos lectores.

¿Realmente el marihuano es un personaje en la literatura del siglo XX?

Sí, porque su presencia en la literatura decimonónica se cuenta con los dedos de una mano, el consumo era una costumbre aceptada socialmente, el marihuano como personaje social popular no llamaba la atención de los escritores, no era de importancia… Pero hay una razón más profunda poco aceptada que en el siglo XIX, la clase media urbana y educada desprecia todo lo que proviene de raíz indígena, considerándolo salvaje, bárbaro o sin educación. Es el lado desventajoso en que aparece el marihuano, la palabra se utiliza para discriminar o para colonizar a los indígenas y hay que entender que en ese tiempo el mayor vicio era el ser joven y ¡tomar alcohol! El consumo de otras drogas estaba completamente reglamentado oficialmente, publicitado cotidianamente en la prensa y practicado por todos los sectores sociales. Además, la literatura del siglo XIX estaba sometida a intereses nacionalistas, a las exigencia ideológicas y los novelistas liberales y conservadores, eran moralistas anti-marihuanos…
Pero para el siglo XX, la presencia del marihuano en la literatura será inevitable por la generalización de su consumo entre los soldados participantes en la Revolución mexicana. Solo con ella pudieron enfrentarse a situaciones bastante desconocidas y desastrosas  como el horror a la muerte, la enfermedad, el hambre. Los soldados no eran soldados profesionales sino reclutados involuntariamente por el sistema de leva…el consumo de marihuana era un consuelo en ese ambiente desastroso e incierto…
El popular soldado marihuano aparece en la moda literaria de la novela de la Revolución mexicana, en las novelas de Mariano Azuela están el soldado anónimo de Los de abajo, el campesino Dionisio Pólvora de La luciérnaga, la joven  de dieciséis años vecina de Tepito, apodada la La malohora, alcohólica y marihuana…o en Tropa vieja del general L. Urquizo, la mejor novela de la Revolución mexicana…el personaje marihuano soldado permanecerá como figura folklórica marginal o invisible en la literatura por cinco décadas...hasta que es remplazado por los rebeldes sin causa en los años 1950…

¿Hay un periodo en la literatura mexicana que destaque este personaje, por ejemplo, los años sesenta (que también abordas los años setenta y ochenta) con la Literatura de la Onda?

Esto presenta un cambio radical en la percepción literaria y social del marihuano pues de soldado analfabeta, anónimo, de clase baja se pasa al joven de clase media, rebelde y trasgresor de la ley…pero este cambio se debe a la aparición de editoriales independientes, antes desde el poder se decía qué leer y a quién leer. Estas editoriales nuevas rompen con el nacionalismo revolucionario, no están casadas con el canon oficial de literatura, proponen nuevas temáticas, autores jóvenes y para lectores jóvenes. Con la literatura de la Onda, una moda inventada por el establishment literario académico, los nuevos jóvenes escritores en sus novelas logran “hacer de la hierba un personaje importante”, al lado de la música de rock, la sexualidad libre y diversas modas efímeras como el pelo largo…

¿La República de las Letras lo ha marginado al personaje, lo niega, lo ignora?

Al personaje marihuano lo margino la República de las Letras inevitablemente por intereses ideológicos, por racismo también, como ya mencione el consumo era tan popular que no hacía falta reflejarlo en la literatura, pero está Don Catrín de la Fachenda, personaje de José Joaquín Fernández Lizardi que viste camisa de estopilla, cáñamo grueso o ropa de pobre…era una cuestión de pobres y a la trepadora clase media urbana le tenía sin cuidado. Y todavía la República de las Letras del nacionalismo revolucionario lo margina durante medio siglo hasta que con la llegada del baby boom de la pos-guerra es inevitable la presencia omnipresente en el naciente mundo juvenil y su nueva sensibilidad literaria, la marihuana será la droga generacional en 1966, según Monsiváis…

¿Hay prejuicios de los escritores mexicanos hacia la temática, son consumidores de  closet, o no es políticamente correcto escribir sobre ello?

Ya desde los años 60, el marihuano tiene plena ciudadanía en la cultura mexicana, que no les interese a escritores insulares es lo de menos, lo siguen tratando discriminadamente como un sujeto de quinta categoría, pasivo, sometido, se quedan en la superficie… pero el personaje marihuano debe analizarse desde la Cultura Cannábica, no sólo desde el ámbito literario exclusivamente, es decir, integrar lo que nos aporta la cultura cannábica para una mejor comprensión del personaje marihuano tanto en decirnos qué tipo de consumidor (ocasional, habitual, crónico, problemático) así como los rasgos de consumo…Ahora creo que tendrá un auge con un nuevo tipo de consumidor, el enfermo…veremos novelas con pacientes marihuanos hablando del tratamiento cannábico…y del mercado negro de la medicina cannábica también.

¿En la actualidad, la literatura mexicana que habla sobre narcotráfico cómo aborda al personaje del marihuano; el periodismo narrativo lo considera como un personaje literario o ni siquiera lo toma en cuenta?

La narco-literatura tuvo su boom en los años 1980, el narcotraficante era un personaje accesible y sin problemas al que le podías achacar todo pero porque estaba muy lejano de la realidad de los escritores, los escritores desconocen que existe una Cultura de las Drogas y una ciencia llamada Historia de las drogas, donde el marihuano es un personaje activo no de ornato como ellos quisieran. Ahora es ya una moda antigua, pero inclusive Carlos Fuentes hablo de decapitados por el crimen organizado en sus últimas novelas, se quedaba en la superficie nada más…

¿Cuáles son tus hallazgos con este ensayo?

El principal hallazgo es descubrir que la prohibición de drogas nunca ha funcionado en México, que a pesar de imponerse la erradicación de la planta y la disminución de los marihuanos, estos aumentan cada sexenio, tomando nuevas representaciones sociales de soldado pasa a rebelde sin causa, a rockero, escritor de la onda, hippie, hasta ser gay-marihuano como Adonis García, El vampiro de la colonia Roma… Otro hallazgo es ver cuál es la función social de la literatura…porque el marihuano tiene plena existencia porque los jóvenes de los años 60 aprenden de las drogas en las novelas que escriben otros jóvenes como José Agustín, Parménides García Saldaña, Julián Meza, Luis Carrión, así como sus padres aprendieron el amor en los boleros de los años 30 y sus abuelos aprendieron el erotismo en la poesía romántica del siglo XIX.

¿Es un estudio representativo?

En cierta medida sí, porque es una temática hasta ahora desconocida conocíamos solo el interés literario sobre la mujer, el maestro, la participación del niño, el personaje gay…pero todavía se marginaba al marihuano, sólo se le consideraba como un enfermo, un delincuente o desmadroso pero nada más…ahora tiene más características que le hacen más atractivo…analice 25 novelas de distintas corrientes y escuelas literarias y forme el Club del Marihuano Literario con 30 personajes, hombres y mujeres, y les aplico la tipología clásica del consumidor y también describo los rasgos básicos del consumo: expectativas, formas de adquisición, resultados, pero todo esto no lo dicen explícitamente los novelistas…

¿Los personajes tienen relación biográfica con sus autores o cómo abordan los escritores al personaje, cuál es el contexto cultural y social en el que escriben?

En algunos casos no, por ejemplo el doctor Mariano Azuela trata al marihuano siempre como enfermo, víctimas de sus circunstancias sociales desventajosas, muy propio de su profesión y de su positivismo, pero con José Juan Tablada se identifica más con el consumidor ilustrado de la clase media y no se diga con los onderos…reflejaban lo que vivían. Así cada autor tiene su propio contexto de percibir la marihuana y su consumidor unos adoptan el patrón folclórico del marihuano pobre y ya, mientras que otros, los jóvenes le dan una participación activa mucho mayor…pero en el fondo me interesa saber quién es el que decide qué leer y a quiénes leer…en la primera mitad de siglo XX lo decidía el PRI, luego ya las editoriales independientes que tomaron más libertades. Ahora la gente no se da cuenta que son las editoriales transnacionales que imponen autores desconocidos con temáticas triviales y comerciales cuyas novelas tienen de vida tres meses en el aparador, la gente cree que son los mejores libros del mundo pero no, son bomberazos comerciales…

¿Puede considerarse como un género o subgénero “la narrativa mexicana pacheca”?

Creo que es un subgénero, así como existió la poesía seropositiva relacionada al VIH/SIDA en los años 80 o la literatura zapatista por el EZLN en los 90, son corrientes literarias emergentes que surgen por la necesidad social y no por criterios del establishment académico, gubernamental o comercial…la gente aprende su mundo a través de la literatura.

En tu libro comentas que “se puede decir que en la literatura mexicana del siglo XX la intolerancia o la prohibición estatal a la marihuana está desterrada, lo que significa en la realidad una apertura a la aceptación social o tolerancia de los marihuanos promovida desde la literatura”, ¿podrías ampliar esta idea?

Esto es porque la literatura como forma de reproducción cultural ha sido utilizada desde el poder para reproducir los valores y cultura de la clase dominante, tenemos la literatura nacionalista, la novela de la Revolución mexicana pero también hay una resistencia a esta influencia perversa solo hasta que aparecen las editoriales independientes, alejadas del nacionalismo revolucionario y su desgastada demagogia política…y sobe todo algo que la gente desconoce, que cuando se habla de prohibición de drogas también debemos tener conciencia de que estamos hablando de una tolerancia social hacia el consumo en determinados sectores sociales bien delimitados… hay prohibición oficial poco eficaz pero hay una aceptación social amplia de los consumidores, esto lo rechaza la gente común y corriente…

En las conclusiones afirmas que “hay una ausencia completa de las pachecas en la literatura, sólo aparecen como soldaderas en tiempos de la Revolución mexicana, como hipiteca y aspirantes a hippy”, ¿a qué se debe esto?


Pues a una cuádruple discriminación de las mujeres que consumen marihuana…siempre se les ha invisibilizado, silenciado, marginado y discriminado…desde el nombre de marihuana proviene de nombres femeninos, María por la Virgen María y Juana por ser el nombre más común de las curanderas indígenas. Las mujeres se dedican a una labor invisible el cultivo medicinal de la marihuana…todos conocemos al marihuano de la calle, no a una marihuana, como Esperanza la amante de Kerouac o la mamá del Carajo en El apando…ya hasta los años 90 aparecen mujeres pero bastante destrampadas una prostituta, que se mete de todo y no tiene límites pero ese personaje no me intereso, pero si me intereso la señora Mar , de la tercera edad de Ella decidió ser hippie a los 50, quiere tener la experiencia de fumarse un toque, o la abogada que se interesa en el debate de la legalización desapasionadamente…pero aparecerán más mujeres cannábicas, cannabicultoras, empresarias, enfermas terminales o cualquier otra figura pero ya no con la carga discriminante y de intolerancia que le imponía el autoritarismo de la Dictadura perfecta…

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